Órbita Juracán, 2016. ISBN 9781535537735 Órbita Juracán: Cuentos cubanos de ciencia ficción. Cuentos de ciencia ficción contemporánea de 27 autores cubanos, residentes dentro y fuera de la isla. Con relatos de: Daína Chaviano,Yoss,Bruno Henríquez, Roger Durañona. Anabel Enríquez, Yonnier Torres, Elaine Vilar, Dennis Mourdoch, Yadira Álvarez, Ricardo L.García, Ricardo Acevedo & Carmen Rosa Signes, Claudio del Castillo, Carlos Duarte, Denis Álvarez, Evelyn Pérez, Joe Iriarte, Zullín Elejalde, Juan Pablo Noroña, Malena Salazar, Erick Mota, Yasmín Silvia Portales, Raúl Piad Ríos, Víctor Hugo Pérez, Leonardo Gala, Alejandro Rojas, y Michel Encinosa Fú. Editorial Voces de Hoy, Miami, 2016. Prólogo. |
jueves, 1 de diciembre de 2016
Órbita Juracán. Cuentos cubanos de ciencia ficción.
jueves, 27 de octubre de 2016
La ciencia ficción cubana en el siglo XXI. El retorno del género.
Leonardo Gala Echemendía, escritor. Cuba. (*)(**)
Más de una década transcurrida luego del año dos mil, la ciencia ficción cubana es uno de los géneros de la literatura popular en la isla mayor del Mar Caribe que comienza a dar muestras de recuperación luego del llamado “Periodo Especial”. No sólo la cantidad de textos publicados, también la incipiente evolución de sus autores, y el tibio pero progresivo reconocimiento de su potencial cultural como necesaria “literatura de ideas”, en medio del reordenamiento social al que sin prisa, pero sin más remedio —que no pausa— se encuentra abocada hoy la sociedad cubana. Una nueva oleada de autores interesados en hacer ciencia ficción ha logrado publicar sus obras en un tiempo relativamente rápido, a contrapelo de que la posibilidad de poder lograrlo pareciera poco menos que imposible a inicios de siglo.
En los inicios…
Más de una década transcurrida luego del año dos mil, la ciencia ficción cubana es uno de los géneros de la literatura popular en la isla mayor del Mar Caribe que comienza a dar muestras de recuperación luego del llamado “Periodo Especial”. No sólo la cantidad de textos publicados, también la incipiente evolución de sus autores, y el tibio pero progresivo reconocimiento de su potencial cultural como necesaria “literatura de ideas”, en medio del reordenamiento social al que sin prisa, pero sin más remedio —que no pausa— se encuentra abocada hoy la sociedad cubana. Una nueva oleada de autores interesados en hacer ciencia ficción ha logrado publicar sus obras en un tiempo relativamente rápido, a contrapelo de que la posibilidad de poder lograrlo pareciera poco menos que imposible a inicios de siglo.
En los inicios…
Para aquellos que siguen, tanto de cerca como de lejos, el devenir de la historia del género en la isla, son indudables buenas noticias. Según el prólogo inicial de Crónicas del Mañana se consideran tres las etapas por las que ha pasado la ciencia ficción cubana. La primera, denominada como etapa de los pioneros; comenzaría en 1964 con la publicación de “¿Adonde van los cefalomos?” y “La ciudad muerta de Korad” de Ángel Arango y Oscar Hurtado, respectivamente. Adicionar “El orate andrajoso”, de Miguel Collazo, y la incipiente ciencia ficción cubana tiene tres libros bien logrados, y que van a marcar sendas que autores posteriores continuarán explorando y desarrollando: la preocupación filosófica acerca del devenir último de la Humanidad en el futuro; y la combinación del muy cubano choteo con la extrapolación al futuro de los problemas sociales del presente.
Considerado como un movimiento literario de avanzada, la ciencia ficción es percibida en estos inicios por las autoridades culturales de la época como algo necesario para los lectores cubanos en la nueva senda político-ideológica adoptada por el país (declarada ya) hacia el comunismo. Los libros publicados por las editoriales cubanas en este período van a ser, fundamentalmente, un grupo selecto de obras de autores precursores de este género, como H.G. Wells, Julio Verne y Edgar Allan Poe; varias obras clásicas de la cercana Edad Dorada norteamericana; y colecciones de las primeras obras de un pequeño grupo de autores nacionales, gracias a la labor tanto de Arango como de Hurtado, aunque a este último se le suela reconocer más su faceta de divulgador. A eso se le va a sumar bien pronto un flujo constante de obras de la ciencia ficción soviética, que en el transcurso de pocos años quedan como única opción, ante el cambio de política cultural que se produce a principios de los años 1970s, en la época del Quinquenio Gris.
Segundo comienzo, los años 1980s.
Segundo comienzo, los años 1980s.
¿Pero te pasas la vida probándolo todo una vez? —preguntó Montag.
A veces dos —respondió Clarisse.
Fahrenheit 451, Ray Bradbury
La segunda etapa de la CF cubana estaría signada por la aparición de un premio en 1980, la categoría de ciencia ficción de los Premios David, convocados por la UNEAC. Verdadero boom cultural para los lectores cubanos, gracias a que es esta la década de mayor bonanza económica de la época revolucionaria. Esta segunda etapa permitiría vivir a la ciencia ficción cubana lo que indudablemente ha sido su Edad Dorada en la isla, no solo por la aparición de autores con una muy personal voz narrativa como Daína Chaviano, Agustín de Rojas, Chely Lima, Alberto Serret, o F. Mond; también en esta etapa se alcanzarían unas tiradas editoriales y un seguimiento de la obra de sus autores por parte del lector cubano, que no han vuelto a ser superados; y que permiten reconocer el profesionalismo del campo editorial cubano de la época. Dentro de las obras más recordadas de esta etapa estarían “Fábulas de una abuela extraterrestre”, e “Historias de hadas para adultos”, de Daína Chaviano; la trilogía de novelas “Espiral”, “Una leyenda del futuro”, y “El año 200”, de Agustín de Rojas; la saga compuesta por las novelas “Con perdón de los terrícolas”, “¿Donde está mi Habana?”, “Cecilia después o, ¡por qué La Tierra?”, y “Krónicas Koradianas”, de F. Mond; “Kappa 15”, de Gregorio Ortega; y colecciones de cuentos como “Espacio Abierto”, y “Consultorio terrícola” de la dupla Chely Lima - Alberto Serret.
La segunda etapa de la CF cubana estaría signada por la aparición de un premio en 1980, la categoría de ciencia ficción de los Premios David, convocados por la UNEAC. Verdadero boom cultural para los lectores cubanos, gracias a que es esta la década de mayor bonanza económica de la época revolucionaria. Esta segunda etapa permitiría vivir a la ciencia ficción cubana lo que indudablemente ha sido su Edad Dorada en la isla, no solo por la aparición de autores con una muy personal voz narrativa como Daína Chaviano, Agustín de Rojas, Chely Lima, Alberto Serret, o F. Mond; también en esta etapa se alcanzarían unas tiradas editoriales y un seguimiento de la obra de sus autores por parte del lector cubano, que no han vuelto a ser superados; y que permiten reconocer el profesionalismo del campo editorial cubano de la época. Dentro de las obras más recordadas de esta etapa estarían “Fábulas de una abuela extraterrestre”, e “Historias de hadas para adultos”, de Daína Chaviano; la trilogía de novelas “Espiral”, “Una leyenda del futuro”, y “El año 200”, de Agustín de Rojas; la saga compuesta por las novelas “Con perdón de los terrícolas”, “¿Donde está mi Habana?”, “Cecilia después o, ¡por qué La Tierra?”, y “Krónicas Koradianas”, de F. Mond; “Kappa 15”, de Gregorio Ortega; y colecciones de cuentos como “Espacio Abierto”, y “Consultorio terrícola” de la dupla Chely Lima - Alberto Serret.
En esta segunda etapa se aprecia, además, un interés marcado por recuperar la obra de los pioneros del género, en particular la de Oscar Hurtado. Daína Chaviano recopila y publica en estos años textos de este autor que nunca vieron la luz; y que arrojan una perspectiva interesante sobre la persona excéntrica a la que la literatura cubana debe la creación de varias colecciones editoriales, una de las cuales (Dragón), todavía está en activo.
La desaparición del Premio David de ciencia ficción, en el año 1990, coincide con otro nuevo momento de desencuentro entre la realidad económica del país y su continuada evolución cultural. Otorgado en sus inicios a obras con una marcada influencia de la CF de los más cercanos proponentes de la New Wave, y de las películas futuristas que llegaban del campo socialista; el listado de obras premiadas por el David comprende títulos imprescindibles para el lector de aquellos años, como “Los mundos que amo”, de Daína Chaviano; “Espiral” de Agustín de Rojas; “Beatrice”, de Féliz Lizárraga; “Amor mas acá de las estrellas”; de Rafael Morante; “Timshel” de Yoss, y “La poza del ángel” de Gina Picart. Esperemos que su reactivación, a partir del año 2015, vaya de la mano de la calidad de estas obras tan recordadas.
Publicar o… publicar: la tercera etapa.
Do, or do not. There is no try
Master Yoda, The Empire Strikes Back
Una tercera etapa, signada por la inesperada carestía editorial de principios de los años 1990s, la influencia de tendencias narrativas asociadas a la postmodernidad como la intertextualidad y el pastiche, así como una marcada tendencia hacia la estética ciberpunk; llegaría con la irrupción del apagón cultural que sobreviene cuando el país entra en el denominado Período Especial. Son años en que las editoriales cubanas paran abruptamente de funcionar; tanto ante la falta de recursos, como ante un sistema que se resiste a las posibilidades de la autogestión editorial, o a la inversión extranjera en el sector. Es esta etapa sobretodo de perseverancia, en la que Cuba ve partir a muchos de sus exponentes de la etapa precedente, junto a algunos que ya descollan, entre ellos Vladimir Hernández, principal impulsor del ciberpunk en Cuba.
Una tercera etapa, signada por la inesperada carestía editorial de principios de los años 1990s, la influencia de tendencias narrativas asociadas a la postmodernidad como la intertextualidad y el pastiche, así como una marcada tendencia hacia la estética ciberpunk; llegaría con la irrupción del apagón cultural que sobreviene cuando el país entra en el denominado Período Especial. Son años en que las editoriales cubanas paran abruptamente de funcionar; tanto ante la falta de recursos, como ante un sistema que se resiste a las posibilidades de la autogestión editorial, o a la inversión extranjera en el sector. Es esta etapa sobretodo de perseverancia, en la que Cuba ve partir a muchos de sus exponentes de la etapa precedente, junto a algunos que ya descollan, entre ellos Vladimir Hernández, principal impulsor del ciberpunk en Cuba.
Pero también esta tercera etapa va a verse caracterizada por una progresiva y saludable articulación del fandom nacional, ante la nula respuesta de las instituciones culturales en reflejar lo que sucede con el género, que está hablando en clave futurística de una Cuba en la que el desaliento por la realidad de los continuos virones de la política económica han reemplazado las visiones más optimistas del discurso oficial de la década anterior en lo que a visión de futuro se refiere; pero a la que le cuesta despegarse del pasado y los valores que ha construido a lo largo de los años del proceso revolucionario. No es de extrañar que sea asumida la estética ciberpunk en la obra de muchos de estos autores, con su carga distópica y cínica; particularmente en Vladimir Hernandez, Michel Encinosa y Juan Alexander Padrón. En particular, además, se establece el espacio del Taller Literario como lugar, no sólo de encuentro de los cultores del género, sino también como sitio desde el cual se critica con fuerza el derrotero editorial que tanto preocupa por estos años, dejado literalmente a mejores tiempos. En particular, la labor del Taller Espiral es de suma importancia para la aparición de nuevos escritores, como Anabel Enríquez, Ricardo Acevedo, Erick Mota, o Juan Pablo Noroña, por solo citar algunos ejemplos.
Para finales de la década comienzan a abrirse nuevamente las puertas de las editoriales, y aparece un nuevo premio, el “Luís Rogelio Nogueras”, de la editorial Extramuros, en La Habana. También es en esta época cuando se establecen contactos con editoriales extranjeras, y se publican varias antologías de ciencia ficción cubana en Argentina y México: “Polvo en el viento” y “Horizontes probables”, respectivamente. En Cuba, ve la luz la antología “Reino Eterno”, que reúne relatos de ciencia ficción y fantasía, género en el que también suelen probar fuerzas los autores de esta etapa; como Michel Encinosa, o Juan Pablo Noroña. Los años de inicio de siglo son aún más promisorios para los autores de esta etapa, y aparecen nuevos premios, como el “Calendario” y “La Edad de Oro”, de las editoriales Gente Nueva y Abril. Con un número creciente de publicaciones, esta etapa va indudablemente de menos a más, y permite vislumbrar un escenario futuro en el que la ciencia ficción sea presencia, si no constante, al menos frecuente en las librerías cubanas. Los mejores libros de la etapa: “Al final de la senda” y “Se alquila un planeta” de Yoss; “Niños de neón” y “Dioses de Neón”, de Michel Encinosa, y “Nova de cuarzo”, de Vladimir Hernández.
Si bien se aprecia un progresivo incremento en los libros publicados del género para mediados de los años 2000, y aumenta progresivamente el número de libros publicados, la mayor parte de éstos siguen consistiendo en colecciones de relatos (fundamentalmente antologías), o noveletas. Son publicadas en esta etapa muy pocas novelas nacionales del género, fundamentalmente por escritores profesionales como Yoss, o Eduardo del Llano. Algo que no es de extrañar, dado lo azaroso y demorado que es todavía poder publicar en Cuba.
Una nueva esperanza, y el camino adelante.
A falta de mejor precisión, considero que con la aparición en 2009 de “Crónicas del Mañana”, vendría a cerrarse esta tercera etapa, y comenzaría una nueva . En palabras del escritor Juan Pablo Noroña “finalmente, la CF es algo así como parte de la literatura cubana, aunque sea por decreto oficial”. Dicha aceptación “de facto” ha impulsado posiblemente que desde el 2009 que no sea ya la ciencia ficción ese género que debe demostrar su valía literaria a la hora de conformar los planes editoriales. Esta nueva etapa no va a encontrarse libre de problemas heredados de épocas precedentes (el plan anual editorial cubano, para mantener bajo la lupa a ese mecanismo heredado de la planificación centralizada, utiliza un sistema de cuotas de libros por autor que constriñe en particular a autores de géneros como la fantasía, y la ciencia ficción, caracterizados por generar sagas de novelas en las que se expande el universo ficcional propuesto en la primera entrega). Pero sí se aprecia en esta nueva etapa una asimilación de las enseñanzas de etapas anteriores, así como una comprensión de la necesidad de un bagaje crítico y una mejor preparación a nivel literario, cuyo mejor reflejo es el hecho de que varios de los autores de esta etapa han sido egresados del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Quizás la persona que más vocal ha sido al respecto ha sido el escritor Raúl Aguiar, quien funge como uno de sus profesores.
En última instancia, sin embargo, es la aceptación de los textos disponibles por parte de las editoriales lo que hace posible la cantidad de obras publicadas de este nuevo período. Obras que deben “competir” por reservarse un espacio en el plan editorial anual cubano, sin que medien en este proceso (por lo general) cuestiones como la viabilidad económica de la publicación de los libros aprobados; o los reclamos de los encuestados durante las Ferias anuales del Libro en La Habana, y el resto de las provincias. Cuestión que, a su vez, trae aparejada la casi inexistente re-impresión de libros que han demostrado captar el interés de los lectores, y que dejan por tanto de estar en circulación.
En rasgos generales, la etapa en curso para la ciencia ficción cubana se caracteriza por ser una transición evolutiva, y no el nuevo recomienzo tras el abrupto fin de la etapa anterior. Un elemento a señalar es la estabilización de un conjunto de premios centrados en ciencia ficción y fantasía por parte de editoriales de alcance nacional, y la presión constante para que se recupere el Premio David, lo cual ocurre en el 2015. Los premios Calendario (Abril), Edad de Oro (Gente Nueva), Luís Rogelio Nogueras (Extramuros) e Hydra (Abril) de esta etapa han constituido quizás el incentivo más grande a corto plazo para los autores de ciencia ficción, muy atractivos tanto por su monto como por la posibilidad que brindan de publicar a los ganadores, a sabiendas de que deben probar sus fuerzas no solo entre sí; también contra escritores que no son del género. Más allá de cierta molestia pasajera con algunos de los fallos de estos concursos, considero que esta competencia desde fuera de lo considerado como fronteras del género (siempre imprecisas en rigor, por cierto) ha sido beneficiosa, e indudablemente necesaria. Además de los premios antes mencionados, habría que citar también el premio de cuento de la revista Juventud Técnica, con más de 30 años convocando a nivel nacional e internacional.
A nivel temático, si bien existe todavía un marcado interés por la estética ciberpunk, también aparecen nuevas vertientes que son exploradas, y aparecen obras de New Space Opera (Yoss, Super extra grande, Condonautas), la fantasía heroica (Michel Encinosa, Sol Negro, la Guerra sin ti), la ciencia ficción hard (Leonardo Gala, Aitana), la neomitología (Elaine Vilar, Salomé) o la ucronía (Víctor Hugo Pérez, Los endemoniados de Yaguaramas). No obstante, el ciberpunk sigue siendo la estética predominante para muchos de los autores de esta etapa en curso, destacándose en particular las obras de Erick Mota (Habana Underguater), y Denis Mourdoch (Dentro de la boca del lobo). En particular se aprecia un interés por explorar nuevas corrientes y subgéneros, aunque por lo general se aprecie una influencia generalizada de los herederos estilísticos del ciberpunk.
En esta etapa es también cuando más organizado logra estar el fandom nacional, cuyos eventos alcanzan una periodicidad sistemática. Programado por el Proyecto Dialfa Hermes desde 2008, el evento anual Behíque alcanza ya las nueve ediciones consecutivas en este 2016, en las que se exponen trabajos teóricos sobre el género fantástico (denominación bajo la que se engloba a la fantasía, la ciencia ficción y el terror) y se premian cuentos, cómics y afiches realizados por aficionados; lo que atrae a gran cantidad de público, fundamentalmente jóvenes. Para el año 2011, el Behíque es considerado un punto de encuentro infaltable para los aficionados de todo el país, que planifican venir a La Habana específicamente desde sus provincias durante los dos días que dura el evento. Además de ello, se organizan eventos provinciales del fandom, como el Villaficción 2013, o Hanami 2014 (este dedicado por completo a la influencia de la cultura japonesa en Cuba), y centrado en la ciencia ficción en el animé; y los eventos FreakZone en Ciudad de La Habana.
Estos eventos se asemejan en el formato empleado en las convenciones internacionales más conocidas, como la ComicCon de San Diego (por supuesto, sin un desmedido merchandising detrás), y permiten un espacio en el que interactuar con los autores nacionales, tener información sobre las nuevas publicaciones, divulgar novedades del cine y la televisión; así como brinda un espacio en el que las editoriales nacionales pueden poner a la venta las obras publicadas en el año. Si bien el Behíque es el mayor evento del fandom a nivel nacional, el Grupo Dialfa se reúne periódicamente los últimos sábados de cada mes en la Biblioteca Rubén Martínez Villena de La Habana, donde se brindan conferencias relacionadas con el fantástico en su definición más amplia. Ha sido de una importancia cardinal para este proyecto la concepción de su Coordinadora, Sheila Padrón Morales, de que Dialfa sirva de plataforma para divulgar cuanto se hace en Cuba, y se utilice el espacio ganado por el mismo para que artistas, escritores y divulgadores puedan entablar un contacto sistemático con el aficionado cubano.
El Taller Espacio Abierto, por otra parte, convoca desde el 2009 el Evento Teórico de Ciencia Ficción y Fantasía Espacio Abierto, al que asisten investigadores nacionales e internacionales con ponencias de un corte más académico. Con siete ediciones ya, este evento también entrega premios de cuento, en las categorías de ciencia ficción, fantasía y poesía; lo que genera un interés extra para los escritores que no cultivan la prosa. Los escritores Carlos Duarte Cano, Elaine Vilar Madruga, Raúl Aguiar, Jeffrey López Dueñas y Gabriel Gil, fungen como coordinadores de este taller, a los que habría que sumar en sus inicios a los escritores Juan Pablo Noroña y Eliette Lorenzo.
Conclusiones
Más allá de lo alcanzado, sin embargo, subsisten todavía insatisfacciones para los lectores y autores del período actual de la ciencia ficción cubana. La principal, que el género se sigue considerando poco más que literatura para niños y jóvenes; cosa que limita mucho el diapasón de obras que se publican. Es irónico que, aún hoy, poder publicar ciencia ficción sea inseparable del debate acerca de si escribir dentro de las convenciones genéricas de la fantasía, la ciencia ficción y el terror permite producir buena literatura. Si bien los autores más arriesgados, como Yoss o Michel Encinosa, suelen publicar obras en las que el componente sexual y político es inherente a la historia, las normas por las que se rigen las editoriales más abiertas al género, como Gente Nueva y Abril, especifican que su público objetivo son los niños y adolescentes. De ahí que las temáticas de las obras publicadas deban acogerse a determinadas “contenciones” respecto a la trama y el lenguaje. Como toda limitación formal, es en la prueba creativa de estos límites donde se encuentra la posibilidad más interesante del género para los próximos años: poder hablar del mundo al que está entrando la Cuba que resultó de la Revolución; detenida en cierta forma en los códigos geopolíticos de la época de la Guerra Fría; y que hoy debe enfrentarse a un mundo donde la lógica del desarrollo tecnológico y el capital global avizoran en el horizonte crisis de muy difícil comprensión, no digamos ya resoluciones posibles.
Es también un reclamo insistente la necesidad de ponerse al día con lo que se escribe muy cerca de Cuba; fundamentalmente en Latinoamérica y el Caribe. Esta situación comienza a revertirse con la aparición de colecciones específicas para la ciencia ficción y la fantasía, como Ámbar, de gente Nueva, que publican no sólo a autores nacionales, también a clásicos del género, y muy recientemente a autores de habla contemporáneos del género; como Jorge Valentín Miño (Ecuador), o Laura Ponce (Argentina), por sólo citar dos ejemplos. Los contactos vía Internet son cada vez más frecuentes, pero hay que recordar que Internet cuenta en Cuba con uno de los índices de utilización más bajos del continente, situación esta que si bien ha recibido un impulso en el mejoramiento de la conectividad cubana tras el inicio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos desde finales del 2014, aún es insuficiente.
Y es que tener acceso a la obra de los escritores de países que comparten características históricas con Cuba, y tienen idiosincrasias similares, como Puerto Rico y República Dominicana, reviste una necesidad cada vez más perentoria, como se puso de manifiesto durante las dos ediciones del Congreso Caribeño de Ciencia Ficción, organizado por los escritores Melanie Pérez Ortiz y Rafael Acevedo; realizados en San Juan, Puerto Rico en 2014 y 2015, y a los que asistieron los escritores de estos tres países. Algo que también cobra relevancia con el pasar de los años es el rescate de la memoria histórica de la ciencia ficción en nuestros países; en particular de una recopilación de las primeras obras del género de las tres islas antes mencionadas, pero sin descuidar hablar del día a día.
De esa Cuba presente, y de su visión extrapolada a un futuro —que de por sí parece más de ciencia ficción que mucha de la mejor literatura ya existente del género— se seguirá nutriendo la ciencia ficción cubana que, a pesar de los pesares ni se fue, ni se olvidó de su país, sino que ha regresado en esta nueva etapa para no ser pasada por alto.
Obra citada:
Mañach, Jorge. Indagación al choteo,. Versión digital de la revista Calibán: http://www.revistacaliban.cu/clasico.php?numero=9
Noroña Lamas, Juan Pablo. “Decálogo de la ciencia ficción cubana”. En: Cuenta regresiva 2, Ciencia Ficción en Cuba: http://dainachaviano.files.wordpress.com/2012/01/cuenta-regresiva-02-ciencia-ficcic3b3n-en-cuba.pdf.
de la Torre, Javier. La ciencia ficción en Cuba y la etapa del Quinquenio Gris, por. Sitio de Literatura Cubana “La Islíada” http://www.isliada.org/ensayo/2012/12/la-ciencia-ficcion-en-cuba-y-la-etapa-del-quinquenio-gris/
Yoss, Antología Crónicas del Mañana, ed. Letras Cubanas, Cuba, 2009.
---
(*) Artículo escrito para la revista La Torre de la Universidad de Puerto Rico, con motivo de un número especial dedicado al género fantástico en la literatura caribeña.
(**) Publicado como prólogo a la antología Órbita Juracán: cuentos cubanos de ciencia ficción
martes, 12 de enero de 2016
Cosas que hacer cuando una IA huele sangre…
Olvida qué tan profundo crees poder esconderte de ellas, conmigo no sales así… Cuando una IA huele sangre, chico, nada la hará detenerse… Porque eres un jodido idealista, chico, por eso… Un cabrón desorden de hormonas, humores, temores… Obsesionado hoy por esa chica o chico a quien no le interesa ser parte de tu narrativa personal en el apartado amoroso… Con líos no resueltos con papá y otros más por resolver con post-papá... Con dudas sobre quién eres, de donde viniste, adónde vas; tan lleno de acné y preguntas ontológicas como estás... Que no, no me pidas venir de incursión, no… No lo creerás, pero las IAs huelen sangre… Literalmente… TU sangre, chico… Y la del resto de quienes estaremos ahí… No, no te empecines… Sé bien cómo eres… Que sí… Que te he visto surfear mil veces el aluvión de adrenalina que imponen las redes profundas, y regresar de una pieza cuando el resto no lo ha logrado… Sí, yo confío en ti… Pero las IAs… Oh, chico… Ellas no son como yo… Basta que una decodifique esa herida emocional que tienes, y va a rastrearte, a sepultarte bajo una andanada de auto-ayuda simulada… Te va a diagnosticar cuán humano y perdido estás, y a mostrarte lo que necesitas para salir de tal error… Te sobrecargará de todo lo nimio, y frágil, y débil, y autocompasivo que estás ahora mismo… No te vas a gustar, una vez termine… No va ni a tener que esforzarse, tú solito vas freír tu cerebro, intentando alcanzar su Nirvana Para Mentes Felices… Te vas a enterar porqué se llaman a sí mismas Inteligencias Finales… Hazme caso… Desconéctate de ese cable… ¿No…?
¿Seguro…?
Ok, chico. Veamos mi plan para atrapar IAs, atrayéndolas con un cebo humano.
Lo primero que debes hacer…
¿Seguro…?
Ok, chico. Veamos mi plan para atrapar IAs, atrayéndolas con un cebo humano.
Lo primero que debes hacer…
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"Cosas que hacer cuando una IA huele sangre…" aparece en el número 148 de la revista digital miNatura.
Muchas gracias a Ricardo y Carmen, editores de la misma.
martes, 5 de enero de 2016
La hora de dormir de Sua
Mañana tenemos protestas en el horario,
piensa Sua al reclinar su cabeza en la almohada, mientras se acomoda en su
camastro.
Y sonríe, a la penumbra azulosa de su lugar
oscurecido…
Me encantan los días de protesta. Sólo hay
que caminar organizados en filas, cruzar todos juntos las distintas compuertas
de acceso, hasta llegar al sector de actos. Una vez allí, mantenernos callados
y firmes algún tiempo, mostrando nuestro total apoyo al Hábitat.
Me gusta ir. Me gusta oír lo que se nos dice
allí, y cómo nos lo dicen.
Me hace sentir… No sé.
¿Necesaria…?
Sí, eso.
Necesaria para el Hábitat…
Y luego del acto, el resto del día lo
tenemos libre. Me gusta más tener tiempo a mi disposición, que la buena comida
después del acto. Aunque casi todos prefieren, tras la comida, que los de La Superficie
sigan sin firmar jamás un tratado de protección climática.
Así, dicen algunos, al menos tienen una
buena razón para protestar.
Algunos como Niwat, y Premwadee.
Y también Jao. Sí.
También él…
Hoy, en el cubículo de estudio, he vuelto a
explicarle a Jao porqué no fue un capricho de los Fundadores crear esta red de
complejos submarinos, cerca de la Fosa de Wallace. Que debería de sentirse afortunado
de vivir aquí abajo: seguro, y alejado de todas esas catástrofes a las que se
aboca La Superficie.
Como me ocurre últimamente con Prem y Niwat,
hablo y hablo, intentando convencerle: ¿acaso ya no confía en lo que ha aprendido
en estos años de instrucción?
Su respuesta ha sido que deje de soñar…
¡Despierta, Sua!, grita exasperado, y señala
a las paredes detrás de nosotros, desde donde nos miran las facciones de los
fundadores del Hábitat.
¿Dónde hay en esas imágenes alguien como tú,
o yo?, pregunta. ¿Lo habrá alguna vez entre quienes lleguen el Consejo del
Hábitat?
Su joven cara, iracunda, y casi pegada a la
mía, apenas me deja respirar.
Cuando por fin se aleja un poco, miro las
paredes a mi espalda.
Tengo que reconocer que ha encontrado un
buen ejemplo.
Nuestra amada Pradtana, por ejemplo. Nunca
aparece en las imágenes de las paredes.
Y, en los cubículos de aprendizaje, la
verdad es que nadie parece malayo.
Pero cuando quiero decírselo, ya no está
prestándome atención…
Jao no se ha portado bien conmigo hoy, después de clases.
Ha buscado en todo momento sacarme de mis casillas. Sólo al terminar el estudio,
y despedirme con su habitual «mañana, Sua», es cuando ha sido como es siempre.
Pero todavía no es el mismo. Sigue molesto
conmigo.
Todo porque ayer le conté.
Le dije cuánto me gustaría poder decir las
palabras con las que terminan los actos que nos llevan a ver.
No entiende cómo puedo querer algo así…
Nunca le he contado ciertas cosas…
Dieciséis años atrás. Un operario de
mantenimiento lanza una escudilla rota al local de desechos. Oye un débil
sonido, y quiere saber qué pasa. Mira por la abertura Entra un brazo, y alcanza
la pequeña pierna que ha visto.
Tironea, y extrae de la basura a una recién
nacida, sucia de sangre reseca.
Poco después, el descompilador de materia se
activa, y convierte en átomos todo el contenido del local de desechos.
El operario mira al bebé que llora entre sus
manos, y no puede creerlo.
Corriendo, me lleva al local de atención…
No es mi historia, pero he sabido de una así
en nuestra propia hilera.
Imagino que conmigo no fue muy diferente…
Soy hija del Hábitat…
Desde el local de atención consultan. Me envían
a este Complejo, e indican a varias madres que deben turnarse para alimentarme,
con la leche que sus cuerpos producen para sus hijos.
Apenas camino me asignan mi lugar, mi
espacio en la primera hilera de este sector de descanso. En él tendré cuanto
necesite: mi camastro para dormir, mis escudillas, y mis cojines en el suelo.
Ni más, ni menos que los demás.
Como toda hija del Hábitat…
Jao, en cambio, fue traído cuando cumplió
siete años. Desde entonces, no ha vuelto a ver a sus padres biológicos. Ya ni
recuerda cuando dejó de llamarlos, al Complejo del que proviene.
Es lo normal. La supervivencia del Hábitat
está por encima de todas las cosas.
Por encima de los lazos de sangre. Del
Complejo en que nacimos.
Sobre todo, por encima de lo que más
queremos…
Jao sueña con vivir en un batiscafo de exploración.
Varado por meses, lo más cerca posible de la superficie.
Le encantaría tanto poder sentir el vaivén
de las olas sobre su cabeza, dice…
Pero el año próximo irá, como todos, a donde
decida el Hábitat. No a donde quiera él.
Y nada como hablarle del tema, para que realmente
se moleste.
¿Por qué, Jao? ¿Por qué, justamente tú…?
¿¡Qué fue eso…!?
No. No, por favor, esta noche no…
Ese maldito hombre del lugar de la izquierda
está intentando otra vez forzar a su
mujer. Ella, como siempre, por ahora trata de resistirse. Pero en algún momento
cederá.
Siempre cede…
Tienen dos niños durmiendo frente a ellos, y
no quiere despertarlos. Ni tampoco le gusta que los vecinos se enteren, aunque
sabe que todos en esta hilera de seguro
ya escuchan con atención desde sus lugares. Su hombre la busca una vez, o dos,
cada quince días. Las vecinas siempre comentan, cuando atraviesan el pasillo,
el poco sexo que él quiere tener con ella. Los vecinos apuestan, en cuanto la
ven pasar, si esta noche será.
Todo intencionalmente, de manera que ella
pueda oírlos bien.
Algunas de esas noches en que él quiere,
ella llora sin poderse controlar. Muy bajo. Durante, y después que él termina.
Otras no. Otras protesta, le pide por favor que se detenga mientras él se lo
hace, y yo oigo cómo la hace callar de un manotazo, para después encimársele y
comenzar a jadear fuerte, muy fuerte.
Como
si quisiera que todos se enteraran.
Todos nos enteramos, por supuesto (quién
podría no hacerlo), y algunos vecinos hasta lo
animan a que acabe de darle algún día todo lo que ella se merece (toooodo,
le piden a coro), acompañados de las risas en falsete de las vecinas.
Cuando eso ocurre, ella no llora. Es como si
quisiera entonces reunir una cantidad de silencio tal, que acalle todo lo que hemos oído los demás.
La última vez, a la mañana siguiente, al
verme cruzar su lugar por el pasillo, me detuvo.
Y me preguntó, como con temor…
Fuera de clases, por cierto, también yo temo
preguntar…
En el local del maestro todo es sencillo:
¿Cuál fue el primer pecado de la
Superficie? El dinero… ¿Cómo soportan nuestros
complejos tanta presión bajo el mar? Con cubiertas de nanomateriales, y un
tercio de su interior ocupado por agua salada, para equiparar la presión
externa… ¿Qué producimos aquí abajo? Biomasa, componentes piezoeléctricos,
estructuras submarinas…
¿Quiénes fundaron el Hábitat…?
¿Cuánto tiempo falta, para el fin de la
Superficie…?
Preguntar en clases es sólo eso. Tan fácil
como apretar botones.
En cambio, en nuestros sectores de descanso…
Premwadee, por ejemplo. Hace poco, Prem se hastió
de ver todo el tiempo en tonalidades de azul, y en la noche pintó su lugar de
varios colores. A la mañana siguiente, el Cuerpo del Orden intervino, y sólo el
azul artificial de siempre quedó alumbrando de nuevo sus paredes.
Desde entonces, ella duerme fuera de su
hilera.
Su lugar, dice, ya no lo siente como suyo.
Por Pradtana, ¿es que acaso es tan difícil permitirle
sus colores a Prem…?
Niwat es otro caso. Una vez, mientras cruzaba
el pasillo, me lo encontré en un lugar que no era el suy.o. Nervioso, ocupado
con un tablero. Contando papeles que relucían extrañamente húmedos. Como esos billetes
mojados que muchos parecen necesitar, a pesar de lo que nos provee el Hábitat.
Nunca has visto un baht, ¿eh, Sua?; dijo aliviado,
invitándome a acercarme.
Asustada, sólo atiné a dar media vuelta, y
me alejé, corriendo…
De no haber corrido, quizás hoy sabría cómo Niwat
puede hacer dinero de la Superficie en un tablero táctil.
Puede ser.
Pero igual temo preguntar…
Ya está.
Ya comenzaron los silbidos a atravesar el
pasillo.
Maldita sea…
Cuando la mujer del lugar de la izquierda
finalmente se deja, imagino que mantiene sus labios cerrados, tan apretados
como aquella mañana en que me detuvo. Su boca era entonces una línea delgada,
pálida, que logró abrir con gran esfuerzo, para preguntarme.
A mí, de todos los vecinos posibles…
Vamos, traten de que sea rápido esta vez…
Miren que mañana tengo protestas en el
horario.
¿Por favor…?
Nada. Ella ha decidido mantenerse callada
esta vez, y él le pide que diga algo. Que no intente… que no trate de joderlo
todo también esta vez. Que la va a arrastrar hasta el local de atención, a ver
si el loquero nuevo da por fin con qué demonios pasa en su cabeza. Que bastante
que trabaja metido en agua salada y podrida
hasta el cuello para que, al regresar no tenga una mujer que sirva en su cama…
No quisiera que Jao me tratara así, como él
la trata a ella.
Nunca.
Tampoco Niwat, si algún día…
Vaya cosa. Creo que si ahora le contara esto
que he pensado a Premwadee, de seguro me diría que por separado no; pero
juntos… a que sí los dejaría.
Ay, esa Prem.
Desde que abandonó su lugar, todos la llaman
Dee.
A mí me gusta más Prem, como le decía cuando
éramos niñas.
¿Todavía somos niñas, Prem?
¿Todavía soy Sua, la niña…?
Ya no debo de serlo. Porque aquella vez, al
detenerme en el pasillo, la mujer del
lugar contiguo me preguntó qué pensaba yo que debía hacer ella con su vida. Y
con gusto le habría dicho, molesta por no haber podido dormir la noche
anterior.
Pero ella no me dejó…
Fue muy raro. Nunca imaginé que una mujer
como ella, ya con su hombre y sus hijos, tuviera que preguntarle a su vecina
adolescente cómo cree esta que debiera hacer para arreglar su vida. Aunque esa
adolescente duerma en el lugar a la derecha del suyo, y la oiga tantas noches
no querer, no desear, no ser respetada por su hombre.
No, no
esperé eso de ella…
Ni tampoco esperé que, apenas abrí la boca
para responderle, comenzara a hablarme, como inconexa, contando
atropelladamente cómo era su hombre cuando se conocieron. Cómo lograron que les
permitieran compartir un lugar juntos, y finalmente en las noches podían
besarse, tocarse sin descanso, uno junto al otro, qué importaba quién estuviera
oyendo. Cómo les autorizaron tener el primer hijo, y cómo no avisaron del
segundo hasta que su embarazo estuvo tan avanzado, que los del Complejo no la
pudieron obligar a interrumpirlo. Cómo él comenzó en un empleo más respetable,
de vigilante de conductos de presión, para mantener los dos niños cerca, todo
el tiempo posible, como ella quería.
Y cómo sintió que ese empleo lo cambió, para
siempre.
Aunque, en realidad, quién había cambiado
era ella…
En algún momento, me dijo al final, los
niños crecerían y el Complejo se haría cargo. Él también se iría, de seguro, si
no se iba antes que los niños. Y ella se daba cuenta de que sería por su culpa.
Por querer las cosas de la forma en que no
se podían tener.
Por querer a los niños siempre a su lado,
incluso cuando fueran mayores de siete años.
Por no querer compartir sus gemidos de
placer con todos los demás de su pasillo, cuando él se le acerca por las
noches.
Por no querer ver, reflejada en la cara de
sus hijos algún día, las burlas que todos le dicen, cada noche en que él quiere
que ella sea la de antes…
Por quererlo para ella sola. Por eso lo iba
a perder. ¿No era así?, me preguntó al final. Y por un momento pensé que en
realidad esperaba una respuesta de mí.
Pero no.
Creo que solo necesitaba hacer las preguntas
que tenía dentro a alguien que no fuera ella misma.
Uf, qué bien. Parece que ya ha cedido.
Así, dentro de poco podré, finalmente…
¿No…?
Pues no, esta vez ella no ha cedido.
No precisamente.
Le habla, con esa voz de regañar a sus niños
y hacerles terminar los deberes, pero en un tono mucho más firme, y más dulce
también. Es un tono distinto al de otras noches, esas en las que él se agita
ruidoso sobre ella, y siempre termina rápido, y a las risitas de los vecinos
les siguen luego los comentarios de las vecinas, que se admiran a gritos de
cuán torpe puede ser ella en su propio
lugar.
Hoy no. Hoy ella le está hablando, sin
importarle quienes la oigan.
Le dice cosas que, al parecer, él no
esperaba que todavía supiera decir, así, como se las dice.
Lo regaña, lo hace demorarse.
Tal parece como si él fuera, en cierta
forma, su niño pequeño.
Hoy ella es la que más jadea de los dos, y
su respiración agitada es la que se
siente, resonando muy por encima de la respiración de él.
Y los vecinos (que ahora escuchan con más
ganas que nunca, luego de la sorpresa inicial que ha cruzado el pasillo),
comienzan a animarla desde sus propios lugares, a apostar por ella sumas (en
esos bahts mojados que dicen que no tienen), a pedirle que, en cuanto termine
con él, también los satisfaga a ellos, de
la manera que más le guste.
Todo eso, y más, sin ocultarse tras el
falsete de las risas de las vecinas.
Porque las vecinas callan…
Hoy no terminan rápido. Se hablan, se tocan;
seguro que se tocan, y que también se besan, como antes de que llegara el
primer niño.
Y en algún momento, los vecinos terminan por
dejarlos en paz.
Pero ellos ni lo notan.
Terminan… y vuelven a empezar…
Y a empezar…
Podría dormirme por fin, si ahora no
quisiera escucharlo todo; hasta el final. Si
no deseara, si no imaginara a
Jao; Jao, y su respiración sobre mí; Jao besándome, tomándome, amándome; Jao y
yo, audibles para cada vecino, acallando con nuestros movimientos al unísono a
todos en cada hilera, cada sector, cada complejo de nuestro Hábitat Unificado de
Sub-Malasia; ocupando con nuestro deseo cada rincón de este mundo protegido que
nos cuida, aquí abajo, de esa maldita vida en la superficie.
Sólo Jao, Prem.
Puedes hacer lo que quieras con Niwat, Dee…
Al final,
la respiración de ambos es más ligera. Casi como debería ser la mía
también, mucho más armoniosa… así… más suave…
Tan suave…
Mejor me duermo ya, piensa la muchacha, y
pone la almohada sobre su frente sudorosa. Que mañana tenemos protestas…
Sí, (bosteza)… protestas en el horario…
Pero si mañana me cruzara con ella en el
pasillo, esta vez sí le diría.
Que no tiene de qué preocuparse.
Porque ya ha entendido como debe ser una
mujer aquí…
… dueña
de sí… y…
…
y de su lugar ante los demás…
… justo como…
… como yo quisiera ser, Jao…
Jao, ¿todavía te crees que soy una niña?
… si mañana me cruzara con ella…
… Sua, recuerda: protestas…en el… horario…
… si mañana me…
… si mañana…
Mañana, Jao…
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