viernes, 30 de septiembre de 2011

Cuenta Regresiva número 2: Ciencia Ficción en Cuba.

Y vuelve Cuenta Regresiva. El segundo número ha salido ya a la luz, y se ha venido distribuyendo desde finales de septiembre, a partir de la actividad de ese mes de Dialfa Hermes, en la Biblioteca Martínez Villena.

El equipo de la revista, Leo, Sheila y Leonor, agradecemos a todos cuantos han colaborado en este número, enviándonos sus artículos, cuentos, reseñas y comentarios.

Un agradecimiento especial a Gonzalo Morán, que nuevamente nos ha subido la revista a internet.

En este segundo número de Cuenta Regresiva:

Un Bojeo a la CF-esfera cubana, Leonardo Gala
Aché pa ti, o que la Fuerza te acompañe, Erick Mota
Decálogo de la Ciencia Ficción Cubana, Juan Pablo Noroña
Prólogo a Crónicas del Mañana, Yoss
Cordero en salsa, Michel Encinosa
De todas maneras, no podrán ocultar la verdad, Erick Mota
Pioneros del espacio, Claudio del Castillo
Ese ser oculto en mis genes, Carlos Duarte Cano
Entrevista: Daína Chaviano, una escritora extraterrestre, Ricardo Acevedo
La culpa es del robot, Daína Chaviano
A Primera Vista: Rafael Morante
Entrevista: 10 preguntas a Yoss, Leonardo Gala
En busca de Estraven, Yasmín Silvia Portales Machado
Barreras de tiempo, Evelyn González
Tornillo flojo, Victoria Isabel Pérez Plana
Ciencia ficción dura en Cuba, Raúl Aguiar
El planeta negro, Ángel Arango
Fragmentos de una fábula poshumana. Vladimir Hernández
mundo. arma el destruyó De el discrónica cómo, Juan Pablo Noroña
Historia del movimiento de divulgación del fantástico cubano, Sheila Padrón
Resultados de la encuesta "Para tu amigo que no le gusta la CF"
Adiós a Agustín, Leonardo Gala
Resúmen de las actividades de Dialfa HERMES, de enero a marzo de 2011
El paraíso preservado de la infancia, Juan Pablo Noroña
Crónica del Evento Teórico "Espacio Abierto 2011", Gabriel Gil

Puede descargar Cuenta Regresiva #2 aquí.
(es necesario darse de alta en el site, y luego descargar el fichero)

Para el próximo número, estaremos hablando del mundo del cómic, o historietas, como se les conoce en nuestro país.

Si deseas colaborar con Cuenta Regresiva, puedes enviarnos un correo a:
galechcu@gmail.com, sheila.padron@.cigb.edu.cu


Puedes descargar Cuenta Regresiva #2 aquí.
Puedes descargar Cuenta Regresiva #1 aquí.

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Update 15/01/2012:
Ante los problemas con el link de descarga del segundo número, hemos cambiado de link:
http://hotfile.com/dl/141430758/95871a9/Cuenta_Regresiva_-_02_-_Ciencia_Ficcin_en_Cuba.pdf.html

Gracias, Jorginho! :-)

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Update 16/01/2012:
Muchas gracias a Daína Chaviano, quien ha hecho en su blog una nota sobre este número, y además, ha proporcionado un nuevo link de descarga:
http://dainachaviano.files.wordpress.com/2012/01/cuenta-regresiva-02-ciencia-ficcic3b3n-en-cuba.pdf

Fallo I Certamen de género fantástico: Descubriendo Nuevos Mundos

Sábado, 03 de Septiembre de 2011 22:54

Hoy, 4 de septiembre el jurado del I Certamen de género fantástico: Descubriendo Nuevos Mundos emite el fallo del certamen convocado por la Federación Española de Fantasía Épica y patrocinado por Banca Cívica y Fnac.es

Debido a una decisión del mismo, el jurado decide ampliar los trabajos aceptados debido a la alta calidad de los preseleccionados unánimemente.

Categoría: Ilustración/Fotografía artística.

Trabajos seleccionados 12 (selección inicial de 11 ilustraciones).

Ganador vale de 200 euros de la Fnac + portada de la antología: David Puertas

Seleccionados por orden alfabético: Sonia Corral, Escudero, José Gabriel Espinosa, Mayke Luis García Díaz "Maikel", Claudia (Cklo) Labella, Marisa López "Sarima", Nacho de Marcos, Piedad Ortiz, Gonzalo Paniagua, Óscar Pérez, Nacho Tenorio.


Categoría: Relato Largo.

Trabajos seleccionados 12 (selección inicial de 7 relatos).

Ganador vale de 200 euros de la Fnac: Sergio R. Alarte.

Seleccionados por orden alfabético: Ricardo Cebrián, Juan Cuquejo, Juan Francisco Donoso, Guillem López, Laura López, Carlos Martí, Pablo Martínez F., Ana Morán, Luis Palicio, Andrea Peña, Elaine Vilar.


Categoría: Relato Corto.

Trabajos seleccionados 10 (selección inicial de 8 relatos).

Ganador vale de 200 euros de la Fnac: Antonio Domenech.

Seleccionados por orden alfabético: Rayco Cruz, Gonzalo Fernández, Leonardo Gala, Alfonso Gutiérrez, Alberto Morán, Diana Muñiz, Julián Muñoz, Pedro Moscatel, Gloria Torres.

De nuevo, agradecemos vuestras participaciones (169 en total) y felicitamos a todos los seleccionados.


Federación Española de Fantasía Épica

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Cosas de la "vida social en red ", esta noticia debí colgarla aquí en Bajavel a principios de septiembre.

M
i cuento seleccionado se titula "Las arenas del Nigromante", y saldrá publicado en un libro con las obras seleccionadas de este I Certamen, durante la Hispacon de noviembre.

Felicidades también al resto de los seleccionados, en especial a mi amiga Elaine Vilar Madruga, seleccionada en la categoría de relato largo.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Adiós a Agustín

“Conocí” por primera vez a Agustín mientras cursaba el onceno grado en La Lenin. Recuerdo que una amiga me prestó Una leyenda del futuro, porque sabía que a mí lo que me gustaba de verdad eran los libros de ciencia ficción dura “y este sí que está bueno, Leo, de verdad que no es como otras cosas que andan por ahí”.

Decir que me gustó aquel libro, con su portada verde y hojas amarillentas, sería decir bien poco. Me atrapó desde la primera página, esa misma tarde me lo leí de punta a cabo, al día siguiente lo releí, y apenas salí de pase me llegué a la calle Obispo, para comprar en la librería "La Moderna Poesía" mi propio ejemplar; que luego presté y presté, hasta que no regresó a mis manos. Eran otros tiempos, claro; los libros valían centavos, las tiradas eran inmensas, y todavía en "La Moderna Poesía" un estudiante de preuniversitario podía pagarse el libro que quería, sin comprometer el salario que ganaban sus padres.

Mejor aún, aquellos eran años en los que podía encontrarme en librería (con mucha mayor frecuencia que hoy), un libro de los que quieres conservar por el resto de tu vida; sorprenderme con el hecho de que era obra de un escritor de mi país; y (¡además!) descubrir, leyendo la nota de contraportada, que el libro que tenía en mis manos era ya el segundo título publicado por su autor, biólogo y santaclareño para más señas; y que con el primero se había ganado nada menos que el Premio David de CF de 1980.


¿Quién era aquel Agustín de Rojas Anido? ¿Cómo hacía alguien para poder escribir así? ¿De dónde se sacaba a personajes como Gema, Isanusi, Thondup, Alix, Pavel, y Kay? ¿Cómo podía describir tan vívidamente a un grupo de adolescentes del futuro; y luego matarlos, mutilarlos, enloquecerlos, enfrentar a los sobrevivientes entre sí; y todo eso tan lejos de Audo, el mentor bondadoso y “conflictivo” de la Academia Pre-cósmica, pero a la vez tan cerca de su sombra ética...?

Sigo todavía hoy sin encontrar una respuesta satisfactoria a todas estas inquietudes sobre su escritura; pero como lector, aquel primer encuentro con su prosa me dejaría la costumbre por años de agobiar a mis amigos con dos preguntas. La primera, "¿sabes si ya salió el tercer libro de Agustín de Rojas?"

La segunda, "¿quién tiene Espiral…?
"

En 1990 salía publicado El año 200, en mi opinión su mejor novela, además de la obra más conseguida de la ciencia ficción cubana. Agustín daba rienda suelta en ella a todo su potencial de imaginativo, y regalaba a sus lectores un verdadero texto de culto, en el que se prodigaba en maravillas tecnológicas, magistralmente insertados en un entorno de utopía social. Valgan tan sólo dos ejemplos de cuan buena podía ser su fabulación estructurada: las Puertas teletransportadoras y el Ovo; adelantos posibles gracias a una ciencia “no comprensible para humanos normales”, la Isogravítica; y las mejoras aceleradas de la mente de los cibos, producto de la remodelación de sus funciones cerebrales.

Pero él no se detenía allí, en los artilugios y las ventajas tecnológicas. Su mundo, avanzado en todos los órdenes, estaba surcado por profundas grietas estructurales. En su Tierra, a pesar de tantos avances, habitaban comunidades envueltas en la incomprensión, la desidia, el odio, y las actitudes retrógradas. Todo eso, a sólo 200 años de haber sido borrado de la faz de la Tierra al Imperio del capital. Quizá, precisamente por ello…


Veinte años después, todavía sigo viendo en este libro la mejor muestra de la vocación altruista de su autor, de su deseo de querer alertar a quienes construían una sociedad más justa, del peligro de creer que se ha construido el mejor de los futuros posibles, y de perder de vista que el progreso humano carece de última etapa. Cargado de cierta ingenuidad política, no era El año 200 un libro perfecto, pero sí era un libro honesto. Honesto como su autor, quien, tras publicarlo, decidió no continuar escribiendo para su universo imaginado, pues sentía que ya no podía extrapolar al futuro, de forma creíble, el entorno social en que vivía, tras aquella estrepitosa caída de la Unión Soviética, y sus satélites políticos en la Europa del Este.

Pasaron algunos años más, y casi a mediados de los 90, mientras cursaba la carrera, por fin pude tener en mis manos aquel libro que ya creía mítico, de tanto que lo había buscado sin encontrarlo (y que todavía conserva casi intacta su fama de incapturable, por cierto). Estudiando un día en la Biblioteca Nacional consulté el catálogo y… sí, allí estaba Espiral. Lo pedí, me senté en el área de consultas (no era posible sacarlo en préstamo), y lo leí con la misma necesidad de llegar al final conque había leído aquel primer libro que me prestara mi amiga en el preuniversitario. Me lo leí de un tirón, como si no tuviera una prueba a la semana siguiente; ni hambre por no haber desayunado; ni los inevitables problemas con el transporte para llegar a mi casa en Alamar, si abandonaba la Biblioteca más tarde de lo que había previsto.

Y sí. Era muy buen libro Espiral. Me gustaban más los otros que venían después, aquellos que ya tenía en mi casa, y que para entonces ya había releído varias veces; pero este primer libro suyo era realmente bueno. Ahí estaban sus preocupaciones sobre tecnología y ética, y sobre como hacer renacer un mundo devastado, que se recibe como herencia del egoísmo. Allí me esperaba Milaé, precursora de Gema, y de Alice “Ojos Bellos” Welland. Y ahí estaba su innata habilidad para la especulación científica. Aquella pasmosa imaginación, que justo aquí empezaba a construir la cronología fragmentada de un tiempo en el que lidiar con las leyes de la ciencia, y con las de la sociedad, sería una tarea extremadamente dura, pero necesaria, en el camino del desarrollo social.

En el 2000, conocí que se había creado un Taller Literario con el nombre de esta primera obra suya, y no pude menos que coincidir con la elección, sin haber conocido todavía a sus integrantes.


***


Conocí finalmente a Agustín en el 2009, durante una de las sesiones del taller Espacio Abierto, cuando este sesionaba en la Casa de la Cultura del municipio Playa. Recuerdo vagamente que, en cuanto pude reaccionar de la sorpresa que me causó su llegada, exigí cierto derecho de fanático honorario, o algo así; para mantenerme a su lado durante todas las fotos que le hicieran. Eran demasiados años esperando poder verle en persona.

Al terminar el taller, recuerdo que caminamos juntos de regreso, y que al final nos quedamos hablando un poco más, mientras él esperaba la guagua que lo llevaría al Vedado. Se sorprendió mucho de que tuviera en mi casa hasta su ensayo Catarsis y Sociedad (“hermano, ¿y dónde tú encontraste eso?”, me preguntó, riéndose como un niño que no puede creer lo que le dicen). Desvariaba un poco a veces; me pareció que en parte era la edad, y en parte también la costumbre de mantener bien atado el hilo de sus argumentos. Le pregunté por algunos pasajes de sus libros, cosas que siempre me habían intrigado mientras releía sus novelas (cosas algo picantes, por cierto), y me agradó compartir con él, por un rato, uno de esos momentos que sólo puede apreciar un fan de toda la vida . Me contó que planeaba una continuación de El Publicano; y que conservaba el deseo de seguir escribiendo novelas de CF, y en el mismo universo de su trilogía. Finalmente nos despedimos. Yo todavía tenía mucho que preguntarle, pero la verdad es que él se notaba cansado, y ya debía regresar a casa de su hija, así que nos despedimos.

Al rato de marcharse me di cuenta que no le había dicho que, en mi cuento Ed Dedos, todo el asunto de la nave que se accidenta con “un siderolito improbable” lo había escrito recordando aquel primer libro suyo que llegó a mis manos, Una leyenda del futuro



El pasado domingo 11 de septiembre, a las 7 de la tarde, murió Agustín de Rojas Anido. Se ha ido de repente el que fuera por años y años mi autor preferido de CF; preferido por su prosa impecable, no por el “natural” chovinismo de haber nacido ambos en esta isla caribeña. Se fue el Agustín que se ganó, con su imaginación, con sus personajes, con lo perentorio de las situaciones en que los colocaba; un lugar especial entre mis preferencias literarias, a la misma altura extrapolativa y emocional de Bradbury, Orwell, Le Guin y Gibson. Que se lo ganó por salir siempre en busca del ser humano, sin importarle lo escondido que pudiera estar. Y también por tener tiempo para echarle una mano a todo el que pudo, como atestiguan sus amigos y colegas de Santa Clara; ciudad de la que nunca se marchó.


Una de sus últimas fotos, de hace sólo algunos días (tomadas en la peña que dirige el escritor Lorenzo Lunar, precisamente en Santa Clara), muestra a un hombre que se aleja, protegiéndose del sol con una sombrilla oscura llena de estrellas. En cualquier foto de otra persona, el detalle lo consideraría un mero accidente. Una sombrilla, y un patrón de figuras que, por azar, hacen referencia a la imagen que tenemos culturalmente de los astros. Casualidades de la vida, no más.

Con Agustín, en cambio, pienso que regresa a la constelación de donde vino…

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Fotos:
Actividad de la Peña La Piedra Lunar, Santa Clara, julio de 2011