El sábado, luego del segundo receso (en el que los asistentes pudieron comprar meriendas en la planta alta, y disfrutar de las obras plásticas en exposición,) finalmente me llegó la hora de moderar el panel “Antologías, premios y publicaciones”, sobre cómo se ha publicado ciencia ficción en el país en la primera década del siglo XXI (del 2000 al 2009), y las perspectivas futuras para el género en la década que comienza en este 2010.
Para hablar del tema, estuvieron invitados Yoss (escritor, y antologador de “Reino Eterno”, y “Cronicas del Mañana”), Michel Encinosa (escritor y editor, o sea: juez y parte), Bruno Henríquez (incansable divulgador, compiló este año una antología de ciencia ficción rusa para la Feria del Libro), Eric Mota (escritor, y editor del boletín digital “Disparo en Red”, publicó este año “Habana Underguater” online), y Carlos Duarte Cano (coordinador del Taller Espacio Abierto).
Para hablar del tema, estuvieron invitados Yoss (escritor, y antologador de “Reino Eterno”, y “Cronicas del Mañana”), Michel Encinosa (escritor y editor, o sea: juez y parte), Bruno Henríquez (incansable divulgador, compiló este año una antología de ciencia ficción rusa para la Feria del Libro), Eric Mota (escritor, y editor del boletín digital “Disparo en Red”, publicó este año “Habana Underguater” online), y Carlos Duarte Cano (coordinador del Taller Espacio Abierto).
(de izquierda a derecha: Michel Encinosa, Carlos Duarte, Yoss, Eric Mota, Bruno Henríquez, y Leonardo Gala)
Acerca de la importancia que tuvo su primera antología, “Reino Eterno” de 1999 en el renacimiento de la ciencia ficción cubana en los 2000s, Yoss recordó que, lamentablemente, este libro fue vendido en moneda nacional sólo el día de su lanzamiento (cada ejemplar a la venta costaba 6 pesos convertibles, unos 150 pesos), lo cual disminuyó mucho la influencia que pudo haber tenido en el lector cubano. También explicó la responsabilidad que conlleva compilar una antología, y de lo difícil que fue para muchos de los escritores que aparecieron en este libro poder luego publicar sus trabajos en solitario, a excepción de Michel Encinosa y Vladimir Hernandez (actualmente radicado en Barcelona).
Sobre los concursos literarios del género como forma de poder publicar, y la inestabilidad crónica de los mismos, Michel Encinosa habló de la falta de un auténtico mercado del libro en Cuba, con editoriales que no buscan obtener ganancias sino cumplir un plan de publicaciones. Consideró que se ha avanzado al lograr crear colecciones dedicadas a obras de los géneros fantásticos (Impacto en Extramuros, y Ámbar, en Gente Nueva, son dos ejemplos), pero también que, aunque existe personal capacitado repartido entre las distintas editoriales, todavía les falta mucho para satisfacer la necesidad de obras del lector cubano de ciencia ficción y fantasía, con una calidad y una estética acorde a los tiempos actuales.
Bruno Henríquez estuvo hablando sobre “El hombre que hizo el Mar Báltico”, compilación de cuentos de ciencia ficción rusa para la Feria del Libro de este año) Contó de los pormenores que rodearon a este proyecto, y de porqué gran parte de los cuentos pertenecen al período soviético, al reducirles la cantidad de páginas del libro en varias ocasiones. Sobre si sería posible contar con antologías similares en los próximos años, explicó que para la siguiente Feria (dedicada a los países del ALBA), se encuentra promoviendo una antología de ciencia ficción, recopilada por Raúl Aguiar, con escritores de estos países, junto a escritores cubanos.
Volviendo a las antologías, Carlos Duarte habló de cómo el Taller “Espacio Abierto” (que, gracias a la gestión de Raúl Aguiar, sesiona los domingos cada 15 días en el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso) busca no sólo aumentar las habilidades literarias de los nuevos escritores, sino también ponerlas a prueba al circular convocatorias de cuentos para recopilaciones temáticas a los talleristas. Con una antología de ciencia ficción deportiva, y una de ciencia ficción humorística ya conformadas, (ambas en colaboración con Yoss), la última convocatoria ha sido para una antología de tema biológico, que todavía está en proceso. Y, aunque asistir al Taller no es garantía de poder aparecer en publicado, consideró que recibir las críticas e intercambiar con los integrantes del Taller es ya un incentivo en sí mismo para aquellos que empiezan.
Esta última década ha sido testigo de la aparición y el auge de las publicaciones digitales en Cuba, varias de ellas literarias. Sobre cómo (junto a Javier de la Torre, y ante la carencia de revistas especializadas del género en el país), decidió crear el boletín Disparo en Red estuvo hablando Eric Mota, recordando cómo se conseguían los materiales que aparecían en el mismo. También de cómo una coyuntura familiar le permitió poder publicar online todo lo que tenía escrito sobre su universo ciberpunk (Habana Underguater), bajo la modalidad de libro impreso on-demand (a demanda, modalidad en la cual al comprarse el libro digital por internet, se le envía una copia impreso del mismo al comprador).
Por último, se habló de los tan deseados (pero casi nunca satisfactorios) aspectos económicos del “querer vivir del cuento” para un escritor cubano de ciencia ficción.
En general los panelistas fueron optimistas con el futuro del género en la década que recién comienza. Para Michel Encinosa, una mejoría en la publicación de títulos podría casi de seguro ocurrir si las editoriales comenzaran a ser vistas como empresas rentables, en vez de entidades subvencionadas. Carlos Duarte expresó el creciente interés de los nuevos escritores en mejorar su nivel literario. Yoss, de lo importante que es no dormirse en los laureles de lo alcanzado, e insistir hasta publicar lo que se escribe. Eric Mota expresó su confianza en la ciencia ficción hecha por cubanos, estén dentro o fuera de la isla; y el siempre perseverante Bruno insistió en que, si aprendemos de las experiencias de épocas pasadas, esta década podría augurar buenos tiempos para la ciencia ficción cubana, y sus creadores.
A todos, muchas gracias por sus respuestas sinceras, la buena vibra durante todo el panel, y por la dedicación con la que mantienen nuestra ciencia ficción gozando de buena salud, pese a todas las dificultades.
Sobre los concursos literarios del género como forma de poder publicar, y la inestabilidad crónica de los mismos, Michel Encinosa habló de la falta de un auténtico mercado del libro en Cuba, con editoriales que no buscan obtener ganancias sino cumplir un plan de publicaciones. Consideró que se ha avanzado al lograr crear colecciones dedicadas a obras de los géneros fantásticos (Impacto en Extramuros, y Ámbar, en Gente Nueva, son dos ejemplos), pero también que, aunque existe personal capacitado repartido entre las distintas editoriales, todavía les falta mucho para satisfacer la necesidad de obras del lector cubano de ciencia ficción y fantasía, con una calidad y una estética acorde a los tiempos actuales.
Bruno Henríquez estuvo hablando sobre “El hombre que hizo el Mar Báltico”, compilación de cuentos de ciencia ficción rusa para la Feria del Libro de este año) Contó de los pormenores que rodearon a este proyecto, y de porqué gran parte de los cuentos pertenecen al período soviético, al reducirles la cantidad de páginas del libro en varias ocasiones. Sobre si sería posible contar con antologías similares en los próximos años, explicó que para la siguiente Feria (dedicada a los países del ALBA), se encuentra promoviendo una antología de ciencia ficción, recopilada por Raúl Aguiar, con escritores de estos países, junto a escritores cubanos.
Volviendo a las antologías, Carlos Duarte habló de cómo el Taller “Espacio Abierto” (que, gracias a la gestión de Raúl Aguiar, sesiona los domingos cada 15 días en el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso) busca no sólo aumentar las habilidades literarias de los nuevos escritores, sino también ponerlas a prueba al circular convocatorias de cuentos para recopilaciones temáticas a los talleristas. Con una antología de ciencia ficción deportiva, y una de ciencia ficción humorística ya conformadas, (ambas en colaboración con Yoss), la última convocatoria ha sido para una antología de tema biológico, que todavía está en proceso. Y, aunque asistir al Taller no es garantía de poder aparecer en publicado, consideró que recibir las críticas e intercambiar con los integrantes del Taller es ya un incentivo en sí mismo para aquellos que empiezan.
Esta última década ha sido testigo de la aparición y el auge de las publicaciones digitales en Cuba, varias de ellas literarias. Sobre cómo (junto a Javier de la Torre, y ante la carencia de revistas especializadas del género en el país), decidió crear el boletín Disparo en Red estuvo hablando Eric Mota, recordando cómo se conseguían los materiales que aparecían en el mismo. También de cómo una coyuntura familiar le permitió poder publicar online todo lo que tenía escrito sobre su universo ciberpunk (Habana Underguater), bajo la modalidad de libro impreso on-demand (a demanda, modalidad en la cual al comprarse el libro digital por internet, se le envía una copia impreso del mismo al comprador).
Por último, se habló de los tan deseados (pero casi nunca satisfactorios) aspectos económicos del “querer vivir del cuento” para un escritor cubano de ciencia ficción.
En general los panelistas fueron optimistas con el futuro del género en la década que recién comienza. Para Michel Encinosa, una mejoría en la publicación de títulos podría casi de seguro ocurrir si las editoriales comenzaran a ser vistas como empresas rentables, en vez de entidades subvencionadas. Carlos Duarte expresó el creciente interés de los nuevos escritores en mejorar su nivel literario. Yoss, de lo importante que es no dormirse en los laureles de lo alcanzado, e insistir hasta publicar lo que se escribe. Eric Mota expresó su confianza en la ciencia ficción hecha por cubanos, estén dentro o fuera de la isla; y el siempre perseverante Bruno insistió en que, si aprendemos de las experiencias de épocas pasadas, esta década podría augurar buenos tiempos para la ciencia ficción cubana, y sus creadores.
A todos, muchas gracias por sus respuestas sinceras, la buena vibra durante todo el panel, y por la dedicación con la que mantienen nuestra ciencia ficción gozando de buena salud, pese a todas las dificultades.
Centro Hispano Americano de Cultura, 31 de julio 2010.
Foto: Rosa Jordán
Foto: Rosa Jordán
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